Las buenas noticias siempre alimentan el optimismo y esto es lo que está sucediendo en estos días después del anuncio de que el camino para la construcción del tan anhelado centro de convenciones en Ciudad Juárez está consolidándose.
Y es que después de unos años en pausa desde que el proyecto fue suspendido por el gobierno federal dada su ubicación en un sitio conocido como “Los Hoyos”, en el área de El Chamizal, en los últimos meses se retomó el tema proponiendo su edificación en un punto que resultó igual de controversial, la zona oriente del Parque Central, lo cual implicaba ceder una buena porción de equipamiento a escala urbana, específicamente de espacio público, tan escaso y difícil de conseguir y consolidar en nuestra ciudad, por eso mismo tan codiciado.
En esta ocasión el mismo objetivo: la construcción de un centro de convenciones en un lugar apto y accesible, se logró, pero con condiciones diferentes, aún más favorables.
Si bien es innegable su ubicación en el parque central era muy buena, la actual, sobre la prolongación de la Avenida Tomás Fernández entre Francisco Villarreal y Camino Ortiz Rubio, es igual y desde algunos puntos de vista aún más conveniente.
Pero ¿por qué aún más conveniente? Pues por varias razones. La primera es que la opción anterior además de despojar a la ciudadanía de un espacio público que, si bien no está desarrollado adecuadamente, permanece disponible para en algún momento desarrollar su potencial.
Por otra parte, la comunicación con el aeropuerto y con los puentes internacionales es también a través de vías rápidas, por lo que en cuanto a accesibilidad también tiene su lado positivo.
En cuestiones urbanas definitivamente tiene más puntos a favor: los desarrollos de buena calidad que valorizan la ciudad nunca están de más. La opción anterior se situaba en una zona con un buen nivel de consolidación que dejaba poco margen para que el centro de convenciones impactara el contexto siendo así que serían menos las inversiones que significaran un plus o cambio, porque la zona ya tiene lo suyo. En cambio, la nueva ubicación el centro de convenciones tiene tal potencial de funcionar como atractor y, por tanto, impactar positivamente que ya se piensa en elaborar un plan maestro para conducir un desarrollo ordenado en el área adyacente. Hay muchos predios disponibles. Este hecho tiene vital importancia porque de hacerlo bien las inversiones adicionales que surjan, como hoteles, restaurantes, comercios y servicios conformarán un nuevo subcentro urbano y, con ello, la oportunidad de una nueva imagen de la ciudad, ojalá alejada de los criterios actuales en los que priva “el uso y el abuso del suelo”.
Otro punto significativo es la diferencia entre la actitud del sector privado en ambas propuestas: en las propuestas anteriores se percibía una actitud pasiva, de “brazos cruzados”, por decirlo así, en la que permanecían a la espera de que el sector gubernamental les donara terrenos públicos aun cuando representara un agravio hacia la comunidad juarense. En cambio, actualmente la actitud de la empresaria Laura Zaragoza de la Torre presenta no solo una actitud distinta en ese sentido, también acordó condiciones para llevar a buen término el proyecto y su posterior operación que asegura entre otras cuestiones actividades en bien de la comunidad.
Es de resaltar que el proyecto lo elaborará una firma de Arquitectos Legorreta. El Arq. Víctor Legorreta, heredero del gran Ricardo Legorreta, quien fuera el fundador del despacho de talla internacional, se propone diseñar lo que vendrá a ser un nuevo hito para la ciudad acorde al estilo de arquitectura mexicana que le ha caracterizado y, muy importante también es su declaración de que será abierto a la comunidad de forma tal que sean los juarenses quienes al final de cuentas disfruten de sus espacios. Su estilo y calidad arquitectónica vendrá a estimular la buena arquitectura y seguramente los arquitectos y diseñadores de paisaje estarán a la altura en los proyectos que surjan a la par. No lo dudo.
Por donde lo veamos el centro de convenciones que ya inició, porque ya están dadas las pautas para su inicio en 2026 y terminación en 2027, es positivo: una infraestructura de tal importancia y dimensión valoriza la ciudad. Nunca hubo duda alguna de la conveniencia de un centro de convenciones… los cuestionamientos eran sobre los planteamientos. Cuando el gobierno, estatal y municipal, trabajan juntos con el sector privado como en este caso, sin duda el resultado será un activo social y económico para Ciudad Juárez.
Por eso valió la pena esperar.