“Que la fiesta litúrgica de San Lorenzo, diácono y mártir de la Iglesia de Roma, despierte en cada uno el deseo de dar testimonio del Evangelio, siempre disponible para los pobres y los que están en dificultad”, Papa Francisco, 2022
Hoy, 1 de agosto, inicia una de sus celebraciones religiosas más significativas en la ciudad: las fiestas patronales de San Lorenzo. Aunque muchos lo ven como un evento tradicional o festivo, esta conmemoración representa algo mucho más profundo en la historia de nuestra frontera, es sin duda una reafirmación colectiva de entereza, esperanza y dignidad frente a la adversidad.
San Lorenzo no fue un mártir cualquiera. Fue un diácono del siglo III que, al negarse a entregar los bienes de la Iglesia al imperio romano y presentar a los pobres como el verdadero tesoro de la comunidad cristiana, desafió el poder establecido con un acto de dignidad radical. Por ello fue torturado y quemado vivo. Pero su muerte no fue un final, fue el inicio de una figura que hoy sigue convocando a miles, no únicamente juarenses, sino alrededor del mundo en uno de los contextos sociales más complejos.
La devoción a este santo en Ciudad Juárez tiene más de 300 años y surgió cuando colonos e indígenas fieles, desplazados por la rebelión de los Indios Pueblo en 1680, huyeron de Santa Fe y fundaron un nuevo asentamiento en esta región, llevando consigo una pequeña imagen del santo. Aquel San Lorenzo los acompañó en la travesía de despojo y dolor y se convirtió en su guía, en su protector espiritual. Hoy, ese mismo guía se venera en el santuario ubicado en la avenida Valle de Juárez.
En una frontera como la nuestra llena de retos, la figura de este santo cobra un valor tanto político como social, pues su historia de entrega y de desafío al poder, ayuda a quien lo busca de buena fe a encontrar sentido en medio del caos.
Esa misma fe en San Lorenzo que no es solo religiosa, sino es también una forma de decir «seguimos aquí», pese a todo.
Este año, veamos más allá de la tradición. San Lorenzo no solo es el segundo patrono de Ciudad Juárez; es un espejo de su gente: resilientes, fieles a su palabra y, tercamente esperanzados y siempre firmes en la búsqueda de una ciudad mejor.
Su fiesta es una celebración y un recordatorio de que, pese a las condiciones, siempre hay lugar para el consuelo.
Cerramos esta colaboración con esta frase de San León Magno esperando que estos 10 días de devoción que inician hoy traigan a nuestra ciudad fortaleza y amor. Porque la parrilla de San Lorenzo no representa solo su martirio, sino también el fuego interior de una comunidad que, como él, no se rinde ante la adversidad:
“Las llamas no pudieron vencer la caridad de Cristo; el fuego que lo quemaba era más débil que el que ardía en su interior”.