El día de ayer, el Director General del IMSS, Mtro. Zoé Robledo, anunciaba la adhesión de 1.2 millones de trabajadores de plataformas digitales como derechohabientes del Instituto, además de sus beneficiarios, y en todos los ramos de Seguridad Social. Esas conquistas laborales son interesantes de analizar y de ponderar, sobre todo en nuestra entidad, donde se tienen altas tasas de empleo formal y cumplimiento de pagos de cuotas obrero-patronales. Sin embargo, a menudo las necesidades, especialmente hospitalarias, quedan rebasadas.
El Gran Morelos ha sido uno de los hospitales más señalados esta semana, Hospital Regional General 1 de la capital. En él se mezclan esfuerzos titánicos, jornadas extenuantes, insumos que se ajustan una y otra vez. Cuna de enseñanza en salud. Por supuesto que es necesario reforzarlo con la construcción de un nuevo centro hospitalario y sí, urge.
Por ahí dicen los consejos empresariales estatales que se pagan la nada despreciable cantidad de 18 mil millones de pesos a esta noble institución, y además aseguran que solo regresan 660 millones de pesos a la entidad.
Nosotros, Chihuahua, como ya es muy conocido, no estamos bajo el esquema federalizado de IMSS-Bienestar, organismo público descentralizado que nace de un decreto presidencial y que ¡ojo! no hay que confundir con el IMSS-Coplamar, un programa que surge en los años 70 para población en áreas rurales a cargo del IMSS, luego llamado IMSS-Solidaridad, luego IMSS-Oportunidades y, hace poco, también llamado IMSS-Bienestar, y que, para terminar de complicarnos el panorama de análisis, se adhiere ahora al esquema de IMSS-Régimen Ordinario.
El Gran Morelos sufre a menudo colapsos en su operación, sobre todo en los filtros de urgencias, ya que es un hospital que da atención no solo a la población de la capital, que solo cuenta con este y el Hospital de Gineco-Obstetricia por parte del IMSS, sino que también recibe pacientes de Cuauhtémoc, Ojinaga, Delicias, Jiménez, por citar solo algunos municipios.
En nuestra ciudad fronteriza, viendo el otro panorama, se proyectó un hospital que se sumaba a tres existentes y se pudo concretar apenas en el sexenio anterior: el Hospital Regional General 02, proyectado para 260 camas y atender a 432 mil derechohabientes. Contamos, además, con 13 Unidades de Medicina Familiar, algunas con más o menos servicios, incluidas las áreas de atención médica continua o urgencias, como las conoce la población.
Y es que aquí 8 de cada 10 habitantes tienen IMSS en una población de casi 1 millón 600 mil habitantes.
Los más de 18 mil trabajadores de la salud del IMSS en la entidad también atraviesan por crisis y por un momento de manifestar inquietudes de los esquemas de jubilación, en vías a su Congreso Nacional Sindical, que año con año busca aumentos salariales y, en esta ocasión, modificaciones al Contrato Colectivo de Trabajo.
Para algunas posturas políticas, el no estar adheridos al IMSS-Bienestar ha retrasado un crecimiento en las infraestructuras y los insumos, desde lo más emergente. Y es que nuestro estado se comporta de modo segmentado en los servicios de salud, con la federación a través de las dos grandes instituciones como IMSS o ISSSTE, un sistema de Pensiones Civiles del Estado, los Servicios Estatales de Salud con la recién creada estrategia estatal MEDICHIHUAHUA, que usa la red de clínicas y hospitales ya existentes a cargo del gobierno del estado y que ha incorporado algunos centros de atención oncológica, muy importantes para la región.
En su primer año se brindaron 123 mil servicios en una red de 33 municipios para población abierta o no derechohabiente.
Sabíamos que la pandemia Covid-19 nos iba a desbordar hospitales, multifactorialmente, por falta de infraestructura, que era un problema crónico como nuestras principales enfermedades. Se han hecho esfuerzos mayúsculos después de ese escenario por ampliar las camas censales y los equipos médicos necesarios. Los insumos y medicamentos han sufrido retrasos ya muy analizados desde nivel central, y es motivo de gestión diaria.
Sabemos que los obreros y familias de México solo tienen al Seguro Social para atenderse, o bien, el gasto de bolsillo, que en una familia no puede ser tan amplio.
Sabemos hoy que, por más protestas que haga el personal de salud, las vías eficaces llegarán a través de la organización y trabajo coordinado, institucional y sindical.
Sabemos que la voluntad política solo es eficaz si se acompaña de acciones, como la planeación estratégica de un nuevo hospital para la capital, y que al día de hoy va diseñándose.
Sabemos también que el diseño de las estrategias está muy bien en la planeación, pero la realidad de los centros de trabajo es otra, con carga emocional, física, incluso económica, para sus trabajadores de cualquier sistema. Llámese federal o estatal, incluso municipal.
Sabemos que tenemos sociedad organizada y empresas que están haciendo un esfuerzo tremendo con su colaboración, porque solo la unión hace la fuerza.
No nos desgastemos midiendo fuerzas en dilemas políticos; a la salud hay que entrarle con voluntad, con presupuesto y con acciones concretas.
El Gran Morelos, los hospitales generales, los infantiles, los regionales, seguirán siendo el hogar de miles de chihuahuenses ante la enfermedad. Ninguno tiene todo, y cada uno puede apoyarse entre sí. ¡Que sea lo mejor para cada uno de ellos!… Hasta que veamos otro panorama más tangible.