-Más que regaños, apoyo a Semefo en caso Plenitud
-Corralista en el (pecu)lado correcto de la historia
-Mejor no hubiera dicho nada Andy López
-Ni servicios compensan la caída maquiladora

La Administradora General de la Fiscalía General del Estado (FGE), Eva Patricia Franco, más que “eficaz” con el manejo de los dineros institucionales, debe ser empática con los familiares de los 386 difuntos hallados en el crematorio Plenitud y atender de forma extraordinaria las necesidades materiales requeridas por el personal forense para agilizar la identificación de los cadáveres.
Una treintena de familias en esas condiciones se ha constituido en el Colectivo de Justicia para Nuestros Deudos. Protestaron la noche del martes en las instalaciones de la Fiscalía de distrito zona norte, específicamente en el Servicio Médico Forense de la misma institución.
Entre sus reclamos directos al titular estatal del área, Javier Sánchez Herrera, está la tardanza para conseguir los insumos necesarios que conduzcan a la identificación de las cenizas, o de los restos que recibieron de sus parientes que suponían cremados en Plenitud. No saben si lo que recibieron fueron cenizas, arena quemada o cualquier otro material no humano.
Los integrantes del Colectivo recibieron explicaciones amplias directas de los especialistas forenses, antropólogos, odontólogos, genetistas, gracias a la disposición de Sánchez Herrera y de los propios titulares de la Fiscalía zona norte.
Su trabajo fue ampliamente reconocido por los manifestantes pero quedó claro que hacen falta recursos extraordinarios para la extraordinaria situación.
Ahí es donde no queda clara la disposición de la administración central de la Fiscalía, cuya titular la pasa regañando a todo mundo más cual si fuera jefa del ministerio público que facilitadora para resolver necesidades excepcionales como las de Servicios Periciales en este impactante caso de los cadáveres abandonados en el crematorio Plenitud y la funeraria Del Carmen.
Ahí y ahora es cuando debe brotar su capacidad y eficacia para redistribuir adecuadamente el presupuesto y traerlo a Juárez con ese objetivo. Más que regaños, en Semefo necesitan apoyo en efectivo, mucho apoyo.
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Como el senador morenista, Javier Corral, el director del despacho López Elías-Finanzas Públicas, Pedro López Elías, parece que también está del (pecu)lado correcto de la historia; es decir, con la cobija protectora del segundo piso de la 4T.
Prófugo de la justicia de Chihuahua, desde algún lugar oculto en la Ciudad de México, el abogado especializado en trámites financieros del sector público ha buscado plataformas para defenderse de la acusación que pretende fincarle la Fiscalía Anticorrupción del Estado, con un argumento que recuerda muchísimo a los empresarios favorecidos del duartismo, que en su momento persiguió Corral Jurado.
López Elías es señalado por el delito de peculado, igual que el extesorero del negro periodo del corralato, Arturo Fuentes Vélez. Cobró casi 100 millones de pesos del erario de Chihuahua por ayudar en la deficiente reestructura de la deuda pública, sin evidencia alguna de su labor.
Contrario al exsecretario de Hacienda, supuestamente, López Elías no ha salido del país, ni necesidad tiene si en la CDMX tiene protección para no ser detenido.
Desde donde está oculto, nos aseguran, ha tratado de defenderse de las acusaciones con el supuesto de que, al no haber sido ni ser funcionario del gobierno, no puede ser acusado de peculado, aunque eso es un debate ya superado, precisamente durante el corralato, que logró imputar esta conducta delictiva también a proveedores gubernamentales de servicios de los tiempos de César Duarte.
Su razonamiento como abogado es que no le dio servicios al gobierno de Chihuahua en tiempos de Corral Jurado, sino que fue contratado por una institución financiera a su vez contratada por la administración estatal, trampa que no modifica la imputación de que recibió más de 98 millones de pesos, sin demostrar qué hizo por esa cantidad.
Más allá de ese debate de si es o no peculado, López Elías no se ha presentado ante la justicia estatal que lo requiere y no ha tenido necesidad de huir del país porque tiene dónde sentirse protegido, escabulléndosele, como otros más, a la Fiscalía Anticorrupción.
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Para los simples lectores causó sorpresa, en tanto que para los opositores, cierta hilaridad, la carta aclaratoria y publica de Andy López Beltrán sobre su reciente viaje a Japón.
El texto, publicado con una llamada en primera plana de un periódico de los llamados “nacionales”, es realidad muy escueto, pero arroja luz sobre el carácter irascible, sin duda alguna genético, del segundo hijo del fundador de Morena, actualmente Secretario de Organización del partido, y posible aspirante a la Presidencia en 2030.
El primer párrafo es el que puede sorprender a cualquier mexicano de clase media para abajo, pues ahí argumenta Andy que en realidad el viaje no lo hizo en un avión privado o militar, sino en una aerolínea comercial, y que no pagó 50 mil pesos por una noche en un hotel, sino solamente siete mil pesos diarios, incluidos los desayunos.
No dice el costo del avión comercial, pues afirma que hizo escala de un día en Seattle, Washington. Tampoco precisa cuántos días anduvo en el país del Sol Naciente, “luego de extenuantes jornadas de trabajo”, ni los suvenires que se trajo, ¿acaso alguna botella de sake?
Lo que sin duda será causa de risa es afirmar que los opositores “mandaron a sus espías a fotografiarme” para luego emprender lo que él asegura es una campaña “impregnada de odio, clasismo y calumnias”.
Mandar espiar a Japón les saldría más caro a los opositores que contratar a espías japoneses, que son de lo mejor en el mundo, eso lo debería suponer Andy.
Pero luego se va duro y revuelve las arenas del mar con las del desierto. Asevera que “la agresividad del hampa periodística es similar a la mafia del poder económico y político” que desde hace décadas han venido enfrentando.
Remata con la trillada frase de que “no somos iguales”, invoca la frase de la “honrada medianía” de Juárez y concluye con que siempre “seguiremos el ejemplo de nuestra Presidenta Sheinbaum “de no robar, no mentir y no traicionar al pueblo de México”.
Se retrató de cuerpo entero; por lo menos ya sabemos qué piensa de la prensa mexicana. Y habría que ver si al rato no mandan también sus cartas Ricardo Monreal y Mario Delgado.
En cuanto a Andy, quizá le convenga otro descanso tras tremendo coraje, acaso en el rancho de Palenque de su padre, para que no resulte tan oneroso.
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Durante meses, Ciudad Juárez logró maquillar la pérdida de empleos en la industria maquiladora con un modesto crecimiento en sectores como el comercio, los servicios y la construcción.
Esa dinámica dio la impresión de que la economía local resistía el golpe. Pero los datos de julio de 2025 revelan que esa capacidad de compensación llegó a su límite: esta vez se perdieron 887 empleos netos, arrastrados principalmente por la salida de mil 167 plazas en la maquila. Y a diferencia de otros meses, los sectores que antes absorbían parte del golpe ya no lo hicieron.
El comercio apenas sumó 33 empleos, el transporte 42, y la construcción —que había sido un pequeño motor de recuperación— apenas logró añadir 260.
Muy lejos de equilibrar la caída industrial. Además, los servicios comunitarios perdieron 330 empleos, lo cual es especialmente preocupante: la salud, la educación y la asistencia social no deberían ser parte del ajuste, sino del soporte. Así, lo que antes parecía una contención, hoy se perfila como una pendiente.
Era de esperarse. La maquila sigue desinflándose por factores globales y decisiones corporativas que poco dependen del entorno local.
Pero la economía interna de Juárez no crece con la velocidad necesaria para sustituir los empleos que se pierden en la industria exportadora.
La ciudad se enfrenta a una disyuntiva: dejar que continúe la inercia de deterioro, o intervenir con una política activa que permita abrir otras puertas productivas.
Los gobiernos locales, aunque limitados en recursos, tienen margen de maniobra. Pueden crear programas de incentivos para pequeños negocios, acelerar el desarrollo de obra pública intensiva en mano de obra, e incluso coordinarse con el gobierno estatal y federal para implementar bolsas de empleo, reentrenamiento laboral y atracción de inversiones enfocadas en servicios tecnológicos o manufactura especializada no maquiladora.
Así sucedió este martes en el gimnasio del Colegio de Bachilleres, en coordinación con el Servicio Estatal de Empleo y la Secretaría del Trabajo y Previsión Social.
Fueron ofrecidos de manera ordenada, más de tres mil empleos de todos los sectores productivos. Lo cual es importante mencionar y ojalá se repita pronto.
Lo hemos dicho, Ciudad Juárez no necesita otro “milagro maquilador”. Necesita diversificación, planeación y voluntad política para dejar de depender de un solo sector que hoy ya no sostiene, ni por sí solo ni con ayuda, la base laboral de la ciudad.

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