El también llamado Estado Grande el País presume impresionantes paisajes, importantes zonas arqueológicas, una rica gastronomía e interesantes culturas que resguardan con orgullo sus costumbres y tradiciones.

Una de estas últimas es la comunidad menonita que, desde su llegada a principios del siglo 20, se ha convertido en una pieza fundamental para el desarrollo agrícola, económico y cultural de esa entidad.

Con una historia de migración marcada por la búsqueda de libertad religiosa y de vida sencilla, estos grupos -originarios de Europa y Canadá- hallaron en tierras chihuahuenses un espacio idóneo para establecerse.

Su actividad fundamental es la agricultura. Las mujeres y los niños pequeños atienden a los animales. Siembran maíz, frijol, cebada, centeno, trigo, sorgo, lino y principalmente avena.

Sin embargo, los miembros de esta cultura también han incursionado en la siembra de frutales y de algodón; crían su ganado en común y destinan parte de la producción lechera y la carne al consumo familiar.

En la actualidad habitan, principalmente, en el municipio de Cuauhtémoc, antes San Antonio de los Arenales, al oeste de la ciudad de Chihuahua.

Gracias a su trabajo, la entidad ha logrado posicionarse como uno de los principales productores de manzana, nuez y, por supuesto, los famosos quesos menonitas, reconocidos por su calidad y sabor tanto a nivel nacional como internacional.

Por otro lado, al conocer su historia -plagada de trabajo duro, integración pacífica y respeto por las tradiciones- se comprende una parte esencial del alma del estado. Una gran opción para acercarse a su cultura es visitando el Museo y Centro Cultural Menonita, una Asociación Civil fundada el 6 de junio del 2000, que decidió abrir sus puertas en 2001 para recibir tanto a turistas como locales curiosos de conocer a fondo su legado.

El museo se ubica sobre el Corredor Comercial y hay que agendar la visita a través de un touroperador oficial de Chihuahua, ya que en esta zona no hay transporte público.

A lo largo del trayecto, los visitantes podrán observar los amplios campos de árboles de manzana y al llegar al museo son recibidos por un tractor en un gran patio con impecable pasto verde. Al fondo es posible observar la réplica de una casa menonita, cuyas salas se recorren en compañía de un miembro de la comunidad, quien se encarga de explicar cada detalle.

Además de conocer a fondo la actividad agropecuaria que realizan, en el sitio se conoce cómo es la cocina, los cuartos de las hijas, los hijos y la alcoba principal de los esposos. El recorrido concluye en una atractiva tienda de souvenirs en donde se puede adquirir vestimenta característica (falda larga, blusa y pañoleta, para las mujeres; y el tradicional overol, para niños y hombre); también venden mermeladas caseras y el tradicional queso menonita, que puede durar hasta tres meses sin refrigeración siempre y cuando se conserve cerrado.

Toma nota

Los antojadizos deberán probar las deliciosas pizzas, que son elaboradas con los insumos locales, además de que la receta se ha logrado conservar de generación en generación. Es posible probarla en Pizzería Los Arcos y Pizzería La Sierra. Sin duda Chihuahua es un destino lleno de tradición, cultura y respeto que te espera con los brazos abiertos para descubrir «el México que no conoces».

Más inspiración en (www.museomenonita.org y www.visitachihuahua.mx).

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