Pequeños cambios pueden generar grandes impactos. La semana pasada mientras esperaba el inicio de mi siguiente clase, pasé a lavarme las manos a los baños del edificio A en el Instituto de Ciencias Sociales y Administración. Al entrar, me llevé una grata sorpresa: había un par de trabajadores instalando un cambiador para bebés. En el ajetreo cotidiano, muchas veces pasamos por alto pequeños detalles que, sin embargo, impactan de manera directa en la calidad de vida de las familias. Aun cuando parece un tema menor, la realidad es que los cambiadores tienen una función que va más allá de la comodidad: son una cuestión de seguridad, salud, inclusión y derechos.

Como padre de dos niños y una niña, muchas veces he tenido complicaciones para encontrar donde cambiarlos. Me he visto obligado a improvisar en lugares incómodos, poco higiénicos e inseguros para hacerlo. Si bien, cambiar a un bebé en condiciones inadecuadas es riesgoso y lo expone a infecciones o accidentes, la existencia de cambiadores en los baños de hombres significa mucho más que eso.

Por mucho tiempo los cambiadores para bebés se colocaban (cuando había) únicamente en los baños de mujeres. Esto reforzaba la idea de que la crianza era responsabilidad exclusiva de ellas. Con ello, se asumía que eran solo las mujeres, sobre todo las mamás, quienes realizaban esa tarea. En concreto: poner cambiadores solo en los baños de mujeres perpetúa estereotipos y relega a los hombres a un papel secundario en la crianza.

Por el contrario, instalar cambiadores en baños de hombres permite que padres, abuelos, tíos o cuidadores masculinos se involucren activamente en el cuidado del bebé y reconoce que el cuidado de las infancias es una responsabilidad compartida. No se trata de un tema solo de cortesía o comodidad. Es parte de garantizar el derecho al menor de recibir cuidados dignos y del padre a ejercer su paternidad. Un padre que cambia un pañal en un baño no es un héroe, ni un fenómeno, es alguien que además de asumir una responsabilidad, está ejerciendo un derecho. Derecho a participar activamente en la crianza, a entornos accesibles para el cuidado infantil y a la corresponsabilidad parental, por poner algunos ejemplos. En efecto, la corresponsabilidad supone que las tareas y el cuidado se reparten de manera equitativa, lo que supone un derecho y también una obligación.

Desconozco por qué no todos los baños en la UACJ tienen cambiadores en los baños de hombres. Yo lo vi en el edificio A, que es donde se toman clases de Derecho. No sé por qué ahí sí y en otros edificios no. No sé si se deba a que este edificio tiene mayor afluencia, a una iniciativa de la coordinadora del programa de Derecho o simplemente a que había que empezar por algún lugar y se eligió este. Sea como sea, es un paso importante y que lanza un mensaje social de corresponsabilidad en la crianza. Está claro que un cambiador en el baño de hombres no resuelve las desigualdades, pero sí es un recordatorio tangible de que el cuidado de las infancias nos corresponde a todos y todas.

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