En alguna ocasión, de esas en las que una persona se llena de inspiración, el gran científico Albert Einstein dijo: “temo el día en que la tecnología sobrepase nuestra humanidad. El mundo solo tendrá una generación de idiotas”, aunque no hay certeza de que Einstein la haya pronunciado, al menos a él se le atribuye en diferentes textos.

Conforme avanza el tiempo, la tecnología ha mostrado una evolución significativa, al grado que, el tema del momento, lo conforma el uso ético de la inteligencia artificial que deviene del avance tecnológico de nuestra época, cuando hacemos mención de la “AI” nos referimos a esa que estudiantes utilizan para realizar sus labores académicas; aquella que investigadores requieren para facilitar su actividad; ese concepto que instituciones de seguridad utilizan para la generación de estrategias encaminadas a la solución de los problemas que se llegan a presentar, incluso para identificar problemas futuros.

No podemos luchar contra el progreso y el desarrollo tecnológico, por el contrario, hay que impulsarlo, pero debemos tener cuidado del uso que se llegue a dar a las nuevas tecnologías, en el entendido de que, hablar de tecnología es referirse solo a una herramienta cuyo avance viene a permitirnos eficientar nuestra labor y que, además, permite la comunicación y un trabajo en conjunto a grandes distancias.

Hoy por hoy, todas las instituciones, sean académicas o gubernamentales, buscan la digitalización y estandarización de sus actividades y así, encontramos tramites que, durante mucho tiempo, la historia ha señalado como burocráticos y hoy son sustituidos por el desarrollo tecnológico, por ejemplo: actualmente realizar el pago de la revalidación vehicular es tan sencillo como ingresar a la página de gobierno del estado teclear el número de matricula y realizar un pago digital que, incluso, permite la impresión de la tarjeta de circulación sin necesidad de realizar largas filas en la recaudación de rentas.

Sin embargo, no podemos confiar lo suficiente en las nuevas tecnologías, sobre todo ahora que su regulación en México es inconcusa y solo encontramos intentos de diferentes grupos parlamentarios que han generado propuestas para la promulgación de leyes en materia de ciber seguridad y que, por distintas cuestiones no se han logrado, recordemos el principio de legalidad que establece que lo prohibido, no está permitido, por ende lo que no esta prohibido, esta permitido, de tal manera que impera una regulación en esta materia.

En ese sentido Mac Kroupensky, decía “en el futuro habrá dos tipos de personas, los que obedecen a las máquinas o los que mandan a las máquinas” y en razón de dicha frase podemos hacer una analogía a la materia de ciberseguridad, ya que, mientras nosotros consideramos que nuestros sistemas son del todo seguros, existen personas que día a día se sientan detrás de un ordenador con un objetivo específico, hackear los sistemas considerados por muchos como seguros, ya sea con el propósito de obtener un beneficio a través del daño ocasionado, o bien, obtener información, o solo por el hecho de ocasionar algún tipo de daño.

No podemos dejar de apostar a las nuevas tecnologías y a su desarrollo, pero si estamos obligados a considerarlas solo como herramientas de nuestro empleo; en las escuelas, los docentes deben insistir en la generación y desarrollo de un pensamiento crítico, encaminado al progreso del ser humano, para que sea éste el que “manda a las máquinas” y no el que recibe órdenes.

Las instituciones de gobierno, en sus diferentes actividades, deben purgar por el desarrollo que permita el acercamiento de la población a los trámites que actualmente son considerados como burocráticos, pero siempre, protegiendo la información que les es otorgada por la ciudadanía, en otro orden de ideas, no se trata solo de digitalizar para hacer las cosas más sencillas, es importante considerar el otorgar certeza de seguridad en cada trámite a realizar. Hasta donde podremos llegar en el desarrollo de la tecnología.

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