Los investigadores encontraron que los niños con un uso altamente adictivo de teléfonos, videojuegos o redes sociales tenían de dos a tres veces más probabilidades de tener pensamientos suicidas o de hacerse daño a sí mismos
Los investigadores encontraron que los niños con un uso altamente adictivo de teléfonos, videojuegos o redes sociales tenían de dos a tres veces más probabilidades de tener pensamientos suicidas o de hacerse daño a sí mismos