Con el sabor auténtico de la frontera Norte corriendo por sus venas, el chef Alan Delgado ha logrado conquistar a Nueva York con una propuesta gastronómica que conecta directamente con la nostalgia: Los Burritos Juárez, un restaurante que trasladó el alma culinaria de Ciudad Juárez hasta el corazón de Brooklyn.
El pasado 14 de agosto, Delgado inauguró oficialmente su local en Fort Greene, un barrio histórico del Noroeste de la Gran Manzana, donde los sabores fronterizos han encontrado un hogar inesperado. La respuesta fue inmediata: en sólo su primera semana vendió más de 2,200 burritos, una cifra que demuestra cómo los neoyorquinos abrazaron los auténticos sabores de la frontera.
Nacido y criado en El Paso, con vínculos con Juárez, Alan creció navegando entre ambos lados de la frontera.
Esta experiencia binacional marcó profundamente su identidad culinaria y personal. “He estado lejos de El Paso durante 17 años”, confesó el chef. “Además de mi familia, lo que más extraño son los burritos. No puedes encontrarlos como en El Paso”.
Su trayectoria culinaria comenzó después de estudiar brevemente en la Universidad de Texas en El Paso (UTEP). Buscando expandir sus horizontes, se mudó a Austin durante una década antes de tomar la decisión que cambiaría su vida: empacar una pequeña camioneta U-Haul y mudarse a Nueva York en mayo de 2020, justo cuando la pandemia comenzaba a transformar el mundo.
Del apartamento al éxito
La historia de Los Burritos Juárez tiene tintes de emprendimiento pandémico. “Dejé mi trabajo y estaba en mi apartamento, aburrido, así que pensé: 'Voy a hacer burritos'”, recordó Delgado. “Los pre-vendía en Instagram”.
Lo que comenzó como una forma de combatir el aburrimiento del confinamiento se convirtió en un fenómeno viral local. Delgado vivía en el primer piso de su edificio y atendía a los clientes hambrientos directamente desde su ventana, entregando pedidos realizados en línea. Sin recetas específicas, cocinaba de memoria los sabores que había experimentado en la frontera, mediante prueba y error.
“Se volvió demasiado grande para un apartamento, y me asusté un poco de que mi casero me fuera a correr”, bromeó el chef, recordando las largas filas que se formaban afuera de su hogar.
La autenticidad como bandera
Los Burritos Juárez se distingue por su autenticidad inquebrantable. El restaurante es acogedor y hogareño, tal como los humildes puestos de burritos que Delgado visitaba de niño en la frontera. Las paredes amarillas y granates están adornadas con fotografías familiares, mientras los clientes pueden observar cómo se preparan las tortillas suaves y esponjosas frente a sus ojos.
“Las tortillas son la mitad del burrito para mí, si no es que más”, explicó Delgado. “Recuerdo que el primer burrito que comí fuera de El Paso fue horrible: era delgado, duro y seco. Realmente quería hacerlo a mano, y el objetivo es poner el esfuerzo y entregar la tortilla en su mejor forma”.
El menú refleja esta filosofía de simplicidad auténtica. Ofrece burritos tradicionales de frijoles con queso, barbacoa, chile relleno y el popular “winnie”, todos preparados con ingredientes cuidadosamente seleccionados y envueltos en tortillas de harina hechas a mano con manteca, exactamente como se preparan en el Norte de México.
Reconocimiento crítico
La propuesta de Delgado no ha pasado desapercibida para la crítica gastronómica neoyorquina. Una crítica especializada destacó cómo Los Burritos Juárez ha redefinido las expectativas sobre las tortillas en Nueva York: “Hasta Los Burritos Juárez, nuestra definición de tortillas en NYC era bastante limitada… pero con Los Burritos Juárez en Fort Greene, las cosas han cambiado”.
Las tortillas, hechas con manteca y enrolladas a mano por orden, son tan gruesas que han sido comparadas con el pan pita más fresco y cálido, asegura el texto, destacando por su excepcional capacidad de absorber los diversos rellenos.
Conexión cultural profunda
Para Delgado, el restaurante representa mucho más que una oportunidad de negocio. “No podría haber hecho esto sin haber vivido en la frontera y ver a la gente que vive ahí día tras día, y lo duro que trabajan y los valores”, reflexionó. “Los olores y sabores (de la frontera)… sé que ahí es donde pertenezco”.
Los Burritos Juárez se ha convertido en un punto de encuentro para la comunidad latina en Nueva York, ofreciendo no sólo comida auténtica sino un espacio que conecta con la nostalgia y el sentido de pertenencia de quienes buscan revivir el sabor y el espíritu de la frontera.
El restaurante, ubicado en 354 Myrtle Ave. en Brooklyn, opera de jueves a domingo, de mediodía a 8 de la noche. La palabra se ha extendido por el barrio unido, resultando en largas filas de visitantes emocionados que se forman diariamente alrededor de la cuadra, confirmando que los sabores auténticos de Juárez han encontrado su hogar en el corazón de Nueva York.