Ciudad Juárez.- Habitantes del Valle de Juárez denunciaron el arribo de aguas negras a través del canal principal.

De acuerdo con Gerardo Gámez, jefe del Distrito de Riego 009 de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), se trata del caudal “proveniente de las plantas tratadoras de Ciudad Juárez” que, de manera regular, son utilizadas por los agricultores de aquella región ubicada al oriente de esta frontera.

Alejandro González, activista residente del municipio de Guadalupe, sin embargo, advirtió que contiene drenaje vertido aguas arriba por parte de la Junta Municipal de Agua y Saneamiento (JMAS).

“Esto ya es aparte. Es todo lo que aventaron a la Acequia Madre y ahorita están rebosantes todos los canales”, dijo.

“Nosotros nos percatamos hace unas tres semanas (…) el agua, mucho más negra de lo normal”, agregó.

El paso del caudal deja una marca negra en las orillas de la acequia que la conduce a un costado de la carretera federal Dos, o Juárez-Porvenir.

El cauce, que es también por donde llega el recurso hídrico del río Bravo que entra desde Estados Unidos como parte de la Convención de 1906, empezó a recibir en la segunda mitad de 2024 descargas directas de drenaje por parte de la JMAS en la parte alta, en el norponiente de Ciudad Juárez.

Esto, debido al reemplazo del colector Norzagaray que obligó a la Junta, de acuerdo con su titular, Sergio Nevárez, a verter los desechos en el canal de riego.

“El (drenaje) que se arrojó fue un volumen mucho menor al caudal que maneja el canal; en caso de haber llegado, fue una cantidad menor, la cual se mezcla con el agua tratada de la JMAS”, dijo ayer Gámez.

Un agricultor entrevistado en el ejido de Tres Jacales, en el límite entre Juárez y Guadalupe, señaló que el alto contenido de desechos les obliga a maniobrar para que no haya estancamientos entre los surcos debido a que el desagüe “quema” los cultivos.

“Puras cochinadas nos mandan para acá”, dijo el hombre, entrevistado a orillas de una labor y que declinó dar su nombre.

“Aquí nos traen así, de repente llegan y se nos queman las alfalfas (…) agua tratada, pura mentira. Mire lo negra que está, hay días que viene hasta apestosa”, agregó.

El agricultor mencionó asimismo que las compuertas están averiadas y dificultan las maniobras para abrirlas o cerrarlas.

González, por separado, cuestionó que, si bien durante meses se presionó para que la JMAS resolviera los escurrimientos de drenaje que llegaban al río Bravo por causa de los daños en los colectores, cuando empezó el reemplazo de las tuberías, la dependencia decidió recurrir a la acequia.

“Cuando lo construyen, su solución es desviar todas esas aguas a la Acequia Madre, lo cual también está muy mal, y vulnera nuestro derecho a un medio ambiente saludable, tanto de la ciudad como del Valle, porque acá viene y termina”, dijo. (Sandra Rodríguez Nieto / El Diario)

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