Ciudad Juárez.- Una veladora encendida, un ramo de flores frescas y un “cuartito” de alcohol reposan sobre la banqueta frente a una vivienda modesta en la colonia Chaveña.

Es el sitio donde el jueves pasado murió Francisco, mejor conocido por todos como “Panchito”, luego de que colapsara la losa de concreto de su casa durante las lluvias intensas que afectaron la ciudad entre el miércoles 25 y el jueves 26 de junio.

La vivienda, ubicada en el cruce de las calles Ulises Irigoyen y Juan de Oñate, permanece acordonada.

En la entrada, los vecinos improvisaron una pequeña ofrenda con lo que tenían a la mano.

“La veladora para alumbrarle el camino, las flores para que no falte el cariño… y su traguito porque así era Panchito, sencillo y alegre”, comentó una de las vecinas mientras ordenaba los objetos colocados sobre el cemento de la banqueta.

Panchito tenía aproximadamente 60 años, vivía solo y desde hace años ocupaba esa casa de construcción incompleta.

El techo, de apenas dos pulgadas de espesor, no resistió la acumulación de agua y cedió. Vecinos relatan que lograron ver su cuerpo atrapado bajo el concreto y las varillas, pero no pudieron hacer más.

“Lo único que logramos fue sacarle la cabecita de entre las varillas y el concreto”, dijo uno de ellos.

La muerte de Francisco es, hasta ahora, la única fatalidad confirmada como consecuencia directa de la contingencia provocada por las lluvias, de acuerdo con autoridades estatales.

Vecinos lo recuerdan como una figura familiar en las calles de la colonia: siempre con ropa sencilla, saludando a todos, amante del rock clásico y el futbol.

“Led Zeppelin era su banda favorita, y jugaba futbol, como portero”, compartió un vecino que conserva uno de los gatos que Panchito le regaló hace unos meses.

“Le gustaban mucho los animales. Tenía varios, y una gata acaba de tener cinco crías que sobrevivieron”.

Quienes lo conocieron lo describen como alguien que, sin importar sus carencias, mantenía su espacio en orden, y que convivía con respeto con todos los del rumbo. “Nunca le faltó el saludo ni el buen humor. Era muy dicharachero, pero tranquilo”.

Aunque vivía solo, tenía familiares en la ciudad.

Debido a que nunca se divorció legalmente, será su esposa quien deberá presentarse ante las autoridades ministeriales para reclamar el cuerpo.

En su ausencia, ha sido la comunidad la que ha velado por su memoria.

“No podíamos dejar que se fuera sin nada”, dijo otra vecina al señalar la ofrenda. “Aquí todos sabíamos quién era Panchito. No tenía lujos, pero tenía gente que lo quería”.

En medio del lodo, las calles rotas y los escombros, el rincón donde vivía Panchito se ha convertido en un punto de encuentro silencioso.

Algunos pasan y se detienen. Otros, sin decir palabra, cruzan los dedos y siguen su camino.

En ese gesto breve, queda la memoria del vecino que vivió toda su vida en la Chaveña, y que partió sin hacer ruido, bajo la lluvia.

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