Con un corazón lleno de gratitud y rodeado de afecto, don Jesús Chávez celebró el pasado 26 de junio su cumpleaños número 80, una fecha que representa toda una vida de esfuerzo, trabajo constante y amor incondicional hacia su familia.
Nacido en 1945, justo cuando concluía la Segunda Guerra Mundial, don Jesús creció en una familia numerosa: fue uno de los 12 hijos de los señores Guadalupe y Jesús Chávez, originarios de Torreón, México, quienes emigraron a El Paso en busca de un mejor futuro. “Mis padres fueron migrantes que trabajaron mucho; mi papá era trailero, pero cuando enfermó, yo tuve que empezar a trabajar desde muy joven para ayudar a mi familia”, recordó.
Aunque en su adolescencia soñaba con ser policía, la necesidad lo obligó a dejar sus estudios en Jefferson High School y dedicarse de lleno al trabajo. “Quise ser policía, pero no pude. La responsabilidad con mis hermanos y mis padres fue primero”, expresó.
Tras casarse con su compañera de vida, María Isabel, se mudó un tiempo a California, donde nacieron sus dos hijos: Marcos, quien hoy es maestro, y Javier, quien sí cumplió el sueño que él tuvo de joven al convertirse en policía. Actualmente, ambos radican en ese estado.
Aunque nunca estudió una carrera técnica, don Jesús manifiesta con orgullo que aprendió de manera empírica diversas habilidades, que con el tiempo lo convirtieron en un experto en el área de mantenimiento.
Su segundo hogar
Durante los últimos 15 años ha laborado en un comedor de McDonald’s,ubicado en Hawkins y Gateway east, donde ha encontrado un segundo hogar gracias al apoyo de su jefa y amiga Angie Silva, gerente de la empresa. “Ella me ha dado la confianza para seguir trabajando y me siento agradecido”, dijo.
Por ello, una de las sorpresas más especiales de su aniversario fue la que le organizaron precisamente sus compañeros de trabajo, quienes lo celebraron con el tradicional pastel en el restaurante. “Me siento muy feliz y agradecido. No esperaba esto, pero me llena el corazón que me consideren parte de su familia”, expresó con emoción.
A pesar de estar jubilado, don Jesús asegura que seguirá trabajando “hasta que Dios quiera”. Disfruta de su tiempo libre saliendo con su esposa a distintos restaurantes de comida mexicana, uno de sus pasatiempos favoritos.
Pero al hablar de lo más importante en su vida, don Jesús no duda: “El día más feliz de mi vida fue cuando me casé con mi señora y, después, cuando nacieron mis hijos. Esa ha sido mi mayor bendición”.
Mucho más de lo que imaginó
Hoy, al mirar atrás, don Jesús asegura que la vida le ha dado mucho más de lo que imaginó. A quienes lo rodean, les deja un mensaje cargado de esperanza:
“La edad no debe ser un límite para trabajar ni para seguir adelante. Lo importante es hacerlo con alegría, mientras Dios nos dé fuerzas”.
En cada palabra y en cada gesto, don Jesús refleja lo que ha sido siempre, dijo Angie, supervisora de la cadena de restaurantes de comida rápida en la localidad… “un hombre trabajador, sencillo y de gran corazón, cuyo ejemplo seguirá iluminando el camino de su familia y de todos aquellos que lo conocen”, dijo visiblemente emocionada, luego de cantarle el tradicional 'happy birthda' y saborear el pastel.