Ciudad de México.- De acuerdo con cifras oficiales de las autoridades migratorias de ambos países, casi 2.5 millones de mexicanos fueron deportados desde el último mandato de Barack Obama: cerca de 900 mil durante la administración del demócrata, 766 mil 373 con Donald Trump y 824 mil 18 en el período de Joe Biden.

La frontera norte concentra una parte significativa de estas repatriaciones. Un estudio de El Colegio de la Frontera Norte (El Colef) publicado en Región y Sociedad documenta que, sólo en 2021, esta zona acumuló 49 mil 793 detenciones y 26 mil 741 deportaciones, lo que representa el 35% y 21.8% del total nacional respectivamente. En este panorama, Chihuahua –junto a Tamaulipas y Coahuila– destaca como uno de los estados con mayor número de retornos.

En Ciudad Juárez, punto recurrente de retorno, medios han reportado que los albergues operan con menos del 10% de su capacidad, ya que la mayoría de las personas deportadas permanecen sólo unos días antes de intentar reanudar su vida en otros destinos.

El caso de Carlos y Brian

Entre las estadísticas se encuentra la historia de Carlos y Brian, una pareja que lleva seis años intentando rehacer su vida en México tras la deportación de Carlos. Brian, ciudadano estadounidense, decidió mudarse para no separarse de su pareja. Al inicio, lograron cubrir sus gastos gracias a un empleo remoto que Brian desempeñaba para una empresa en Estados Unidos, pero tras un recorte de personal perdió ese ingreso y la pareja comenzó a vivir de sus ahorros.

La situación se ha complicado por la barrera del idioma –Brian aún no domina el español– y por la dificultad de conseguir trabajo en Estados Unidos residiendo fuera del país. Además, aún restan cuatro años para que Carlos pueda solicitar su regreso legal a territorio estadounidense, lo que prolonga la incertidumbre.

Una colecta para mudarse a Juárez

Con el objetivo de encontrar estabilidad, Brian lanzó una campaña en GoFundMe, plataforma global de recaudación comunitaria que desde 2010 ha recaudado más de 750 mil millones de pesos en el mundo y que opera en México desde 2024.

La meta fijada es de 50 mil pesos, cantidad que cubriría depósito y primer mes de renta, gastos de mudanza y la compra de un vehículo usado que le permita cruzar diariamente a El Paso, Texas, donde busca emplearse en el sector de administración de restaurantes.

“Sabemos que pedir ayuda no es fácil, pero agradecemos cualquier apoyo: una donación, una oportunidad laboral en El Paso o simplemente difundir nuestra historia”, señaló Brian en la descripción de la colecta, disponible en la liga GoFundMe: Help Us Rebuild at the Border.

Voces desde la región

La experiencia de Carlos y Brian refleja lo que investigadores de El Colef y de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez han documentado: la deportación no sólo interrumpe proyectos individuales, sino que reconfigura familias y afecta a comunidades locales que reciben a quienes regresan. El académico Jorge Ibarra González (Scielo, 2021) advierte que muchas personas repatriadas tienen cónyuges e hijos en Estados Unidos, lo que provoca rupturas familiares y obliga a generar estrategias de subsistencia en condiciones adversa.

La entidad como nodo de retorno

En este contexto, la frontera de Chihuahua se convierte en un punto estratégico para entender la migración forzada.

Las cifras de deportaciones, la baja permanencia en albergues y los relatos de parejas binacionales como Carlos y Brian muestran el reto de diseñar políticas públicas que atiendan no sólo la estadística, sino la dimensión social y económica de quienes buscan rehacer su vida después de ser expulsados de Estados Unidos.

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