Cd. de México.- Los programas sociales han propiciado que jóvenes de 15 a 19 años y los adultos mayores de 65 años, salgan del mercado laboral, advirtió un estudio de la organización civil Signos Vitales.

El análisis titulado «Fracturas en los motores de la movilidad social en México», destacó que, entre el primer trimestre de 2018 y el primer trimestre de 2025, la población no económicamente activa (PNEA) ha crecido en 4 millones 320 mil personas.

Añadió que, en los últimos siete años, la población fuera del mercado laboral que recibe estas transferencias pasó de 28.1 por ciento (10 millones 521 mil personas) a 39.6 por ciento (16 millones 540 mil personas) del total.

El documento reveló que esto implica un incremento de 6 millones 19 mil personas en la población no económicamente activa beneficiaria de algún apoyo gubernamental, es decir, un aumento de 57.2 por ciento.

La organización afirmó que durante el Gobierno de la Presidenta Claudia Sheinbaum, los apoyos gubernamentales han moderado su ritmo de crecimiento, pero se han mantenido en la misma cobertura que la administración anterior. O sea, están beneficiando a 40 de cada 100 mexicanos fuera de la fuerza laboral.

«En los últimos siete años, solo dos grupos han mostrado incrementos significativos en la cobertura: adultos mayores (65 años y más) y jóvenes de 15 a 19 años.

«Al primer trimestre de 2025, el 86.5 por ciento de las personas de 65 años y más reciben algún tipo de apoyo (12 millones 280 mil adultos mayores)», subrayó.

El estudio aseguró que, a pesar de ciertos avances sectoriales, la creación de nuevas oportunidades en México sigue limitada por la falta de inversión y empleo bien remunerado.

El análisis destacó que al menos 48 por ciento de las diferencias en los resultados de vida se explican por factores como el origen geográfico, el sexo, la pertenencia indígena o el color de piel.

Además, la mitad de quienes nacen en el quintil más bajo de ingresos permanece en él de por vida, y solo 2 por ciento logra ascender al quintil más alto.

Por otro lado, las disparidades regionales son notorias: en el sur, 64 por ciento de quienes nacen en hogares pobres permanece en esa condición, frente al 31 por ciento en el centro-norte.

El género también incide en la desigualdad, ya que 51 por ciento de las mujeres nacidas en hogares pobres no logra superarla y su probabilidad de llegar al quintil más alto es tres veces menor que la de los hombres.

«La profunda desigualdad restringe la movilidad social y la prosperidad. Motores clave como pobreza, educación, salud y acceso a la justicia continúan siendo obstáculos para la mayoría de la población. El sistema económico mantiene un crecimiento desigual, dependiente de la deuda interna y con escasa inversión pública en sectores estratégicos», advirtió el informe.

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